En todo trabajo hay momentos muy peliagudos. En el mío, hay casos parecidos a éste:
(...)
- En serio, he revisado todo y el portátil está como todos los demás.
- Entonces a ver, espera que llame a la usuaria.
- ...
- Fulgencia, hola soy Katamn.
- ¡KATAMN! ¡HOLA! ¿QUÉ TAL? ¿ME LLAMAS POR LO DE MI PORTÁTIL, QUE NO SE OYE BIEN?
- Un momento Fulgencia. - ya está todo aclarado, ahora le llevamos el portátil, pero espera... - Fulgencia, oye, ¿tienes alguna reunión durante la mañana?
- SÍ, A LAS 10:30, PERO PODÉIS DEJARME EL PORTÁTIL ENCIMA DE LA MESA.
- Eso haremos. Que tengas un buen día.
- ¡IGUALMENTE!
- Ya está, se lo llevaremos cuando ella no esté. Cómo gritaba la joía.
- ¿Sí? Si Fulgencia es un encanto, nunca grita.
- Ya lo sé...
Fulgencia, cuando vuelva a su puesto, se encontrará encima de su mesa el portátil tal cual, con un bastoncillo de algodón sobre él.
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