miércoles, 25 de noviembre de 2015

Los informáticos en el mundo

Hoy he recibido un correo en perfecto, correcto y educado inglés, de unos 30 folios si se imprimiera, en el que las 20 primeras páginas la persona en cuestión se presenta con sus cien mil títulos y cargos, divagando en los 10 folios restantes sobre su necesidad informática.

Le he preguntado el por qué de tanto formalismo para pedir un simple numerajo y una pequeña configuración. Me explica que le habían dicho que se iba a dirigir a un departamento y a unas personas que él opinaba que eran muy importantes ya que son las que llevan toda la infraestructura tecnológica, y que tenía que dirigirse a ellos como corresponde. 

Con la lagrimilla en el ojo, sintiéndome valorado por mi trabajo, de repente, una persona (ésto se podría discutir) ha aporreado la puerta del laboratorio, diciendo a grito pelao: ¡Que se me han roto los auriculares de la Blackberry y no puedo llamar con manos libres! ¡Dadme otroooos! 

Silencio. 

Grita, pero más bajito... "porfa..." 

Ahí comprendo que al fin, después de mucho sacrificio, comienza el nacimiento del respeto por el departamento de TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación, para quien no lo sepa), al menos del nuestro. Por eso mismo, a todos mis compañeros informáticos, quiero daros un mensaje: 

No os rindáis. No os desvaloréis. Jugamos un papel muy importante en el desarrollo de la sociedad, tanto laboral como personal. Sed justos, sed eficientes...y no bajéis la guardia. Sueño con el día en el que decir que eres informático no sea el equivalente a que te contesten con una pregunta tipo "¿y me puedes mirar el ordenador?" o simplemente te miren raro y por encima del hombro, cual bicho raro. 

Por supuesto, el usuario aporreador de puertas, ha visto como un brazo proveniente de detrás de esa bonita puerta azul, esa puerta que encierra la más sorprendente base de tecnología que permite conectar a miles de personas a través del mundo entero y desarrollar una gran idea de negocio, le tendía unos cascos increíblemente grandes, como para escuchar por las orejas de tres personas juntas, con un cable de 50 metros de largo por lo menos y en un bonito y llamativo color rosa furcia fosforito, cerrando con suavidad de nuevo la puerta en un inmenso y terrorífico silencio. 

Si no fuera por éstos momenticos... 8) 

Lo dicho, en otros países ya somos considerados importantes, en éste, aún nos queda concienciar a muchos. Por suerte... ¡no somos pocos! 

¡Ánimo informáticos del mundo!

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